domingo, 23 de octubre de 2011

Trabajo del cuero: una vaina para mi nuevo athame

Hace muy poco, mi amigo JoseVi ha tallado para mi un maravilloso athame de madera de roble. Se trata de un tremendo trabajo totalmente manual que valoro más allá de lo que puedo explicar. Y me parecía justo preparar yo mismo una vaina digna para esta herramienta mágica.

De camino, aprovecharé para explicar cómo coser cuero con el punto de guarnicionero. He elegido este punto por ser uno de los más fáciles de realizar y de los más resistentes.

Estas son las herramientas básicas que usaré para confeccionar la vaina:

 - Un trozo de cuero grueso. En este caso, aproveché una caída de un bolso que me salió mal. Tiene 0,4 cms de grosor.
 - Un cutter ancho.
 - Agujas especiales para cuero.
 - Hilo encerado de un color parecido al cuero usado.
 - Un lápiz grueso.
 - Una regla.
 - Una pinza saca-bocados.

Aunque en las fotos aparece un punzón, desistí de usarlo prefiriéndole la pinza saca-bocados puesto que no necesitamos que la costura quede estanca, En otros trabajos, preferiría el punzón. Al hacer agujeros más pequeños que el hilo, la costura queda estanca y más segura. Pero aquí lo haremos más fácil.






Lo primero será dibujar en el reverso del cuero (el lado que no es liso) la forma de la hoja del athame. Como esta hoja tiene un grosor de un centímetro, ampliamos la forma dibujada en el cuero para dar la holgura suficiente. Digamos medio centímetro más de lo normal.



Repetimos el proceso para crear la parte trasera de la vaina. Con el fin de prever unas agarraderas de las que colgará la vaina (del cinturón, por ejemplo), dejamos en esta parte un trozo de cuero sin cortar.



Con la regla, vamos marcando en el reverso de la parte delantera, donde irán los agujeros más adelante. En este caso haremos una marca (alrededor de la forma ampliada de la hoja) cada 0,5 cms.



Viene ahora la parte más laboriosa. Con la pinza saca-bocados, vamos haciendo los agujeros esforzándonos para seguir las marcas lo más regularmente posible (no es tan fácil como parece si no tenemos costumbre).



Una vez hecho esto, ponemos la parte delantera sobre la trasera, reverso contra reverso. Con un boli o lápiz, vamos marcando cada agujero sobre el otro trozo de cuero. Lo hacemos de esta forma para asegurarnos de que los agujeros coinciden en cada una de las dos partes. Si no, podríamos llevarnos una desagradable sorpresa a la hora de coserlas.
Yo he marcado los puntos sobre el anverso del cuero (la parte lisa) solo para que quede más claro.




Ahora debemos hacer los agujeros en esta parte.



Ha llegado el momento de coser. Para ello cortamos un trozo de hilo encerado cuatro veces más largo que el recorrido de los agujeros y enebramos una aguja en cada extremo.


Es difícil explicar el punto de guarnicionero con palabras. Así que mejor os dejo una imagen.

Es importante ir tirando fuertemente del hilo en cada puntada para que la costura quede más fuerte y segura.




Al haberme quedado corto en el largo del hilo engrasado, yo he cosido primero un lado y después el otro. Luego he atado los hilos abajo (en la punta) cuidando de hacerlo en el reverso de la vaina para que no se noten los nudos. Quizás mi error no fuera tal puesto que así el nudo es mucho menos visible.

Ahora recortamos con el cutter el exceso de cuero alrededor de la costura. Es mejor hacerlo poco a poco como quien pela una fruta para no pasarse cortando.



Aquí se ve que, gracias a la holgura prevista desde el principio, el athame cabe perfectamente en la vaina.



Pero cometí otro error. El cuero dejado para crear las agarraderas es claramente insuficiente (oye, que hace ya un tiempo que no hago algo así, entendedlo).
Se puede corregir facilmente cortando dos tiras de cuero y usando remaches y bucles.



Aquí tenemos ya la vaina acabada (aún sin adornar pero eso será para otro día).



Y protegiendo ya el athame.




Mi próximo trabajo será adornar la vaina y el athame con pirograbado. Pero eso aún tardará un poco.
Espero que os haya gustado y haber sido lo suficientemente claro.

martes, 6 de septiembre de 2011

Repostería francesa

Hace unos días, en una conversación con algunos amigos, salió a relucir la repostería que podemos encontrar en cualquier panadería/pastelería francesa y prometí preparar un muestrario. Me limitaré a lo que se encuentra comunmente en Paris (aunque la variedad es tan inmensa que dificilmente podría mostrarlo todo) puesto que en otros sitios habrá especialidades regionales.

Podemos empezar por lo que se llama en Francia "vienesería", es decir todos los pasteles que tengan que ver con el croissant. Efectivamente, el croissant (aunque se ha ganado la nacionalidad desde entonces) no nació en Francia si no en la ciudad deViena.

Dice la leyenda que en 1683, durante el segundo sitio de Viena,  las tropas otomanas decidieron invadir la ciudad cavando túneles por debajo de las murallas. Esperaron al alba para tomar Viena con la esperanza de pillar a sus defensores por sorpresa.

No se percataron de que esa era la hora en que los aprendices de panadero empezaban a encender los hornos. Estos oyeron el ruido de las perforaciones y alertaron a la guardia. Y esto permitió la victoria de las tropas austríacas sobre los turcos.

Para conmemorar el hecho, los panaderos inventaron una nueva masa y la hornearon en forma de creciente (símbolo de la bandera turca). Siglos más tarde, se supone que fue la reina María Antonieta (de origen vienesa) quien introdujo esos pasteles en la corte de Luis XVI aunque hay constancia histórica de que ya eran conocidos anteriormente.

A partir del croissant, los pasteleros franceses crearon otros pasteles. Aunque la brioche es típicamente bretona, se le incluye en la vienesería.


 El croissant normal. Está confeccionado con mitad mantequilla y mitad margarina.

 El croissant de mantequilla, elaborado únicamente con mantequilla. La forma más abierta del creciente lo diferencia del anterior.


La brioche. Su elaboración es parecida al croissant pero su masa no es hojaldrada.





Pan de chocolate (curiosamente llamado napolitana en España). Se trata de masa de croissant enrrollada con una o dos barritas de chocolate negro.




Pan de uvas. La masa de croissant es extendida y cubierta de crema pastelera además de uvas pasas marinadas en rón. Luego, la masa es enrrollada como un brazo de gitano grueso y se corta en rodajas para cocerlas después.




El croissant de almendras es un derivado destinado a aprovechar los croissants no vendidos el día anterior. Es cortado horizontalmente y emborrachado con una mezcla de almíbar y rón. Se añade crema de almendras en el interior y por encima y se adorna con almendras fileteadas. Después de cocerlo, se espolvoréa con azúcar glas.


La baguette vienesa es una mezcla de masa de baguette y de masa de croissant. El resultado es un pan ligero parecido al bollo de leche aunque más sabroso.




El sablé (significa enarenado en francés) no es vienesería pero se le suele asimilar. Es una especie de pasta brisa pero algo más dulce. Al igual que la brioche, es una especialidad de la Bretaña francesa.

Pasemos ahora a la "pâte à choux", conocida en España como pitisú. Es una gran familia de pasteles muy variados aunque siempre con la base de la pâte à choux, rellena casi siempre de crema pastelera o, a veces, de nata.



Éclair (significa rayo en francés) de chocolate. Pâte à choux rellena de crema pastelera con sabor a chocolate después de cocer la masa. Se baña la parte superior con un glaseado fundente de color chocolate.



Éclair de café. Obviamente, lo mismo que el anterior pero con sabor a café.




Éclair de pistacho. Se trata de una variedad relativamente nueva.



Religiosa de Chocolate o café. Básicamente lo mismo que el éclair. Son dos bolas de pitisú rellenas de crema pastelera, glaseadas con el color correspondiente y pegadas con una corola de crema de mantequilla (a veces pura, otras veces de sabor).





El salambó es otra variante en la forma y en el sabor. Está relleno de crema pastelera con licores diversos como rón, kirsh (un aguardiente de cereza), curaçaoe u otros. 



El gland (bellota en francés) no es más que un cambio de forma del salambó.



El Paris-Brest. En forma de corona o de éclair, está relleno de crema de mantequilla de praliné, adornado con almendras fileteadas y espolvoreado de azúcar glás.



Choux de caramelo. Una bola de pitisú rellena de crema pastelera al caramelo y con caramelo líquido (a la mantequilla) o cristalizado por encima.



 Choux a la crema. Este es el ancestro de todos. Pitisú relleno de nata montada ligeramente azúcarada (crema chantilly).



Cisne. Es una variante en forma de cisne, simplemente.




El Saint Honoré (San Honorato). Sobre un fondo de hojaldre o pasta brisa, tres choux rellenos y caramelizados. El todo adornado de crema chantilly y un cuarto choux.


Chouquettes. Bolitas de pitisú sin rellenar, espolvoreadas con azúcar en granos antes del horneado. Se suele vender al peso.


Existen una multitud de otras clases de pasteles comunes. Obviaré las tartas de frutas de todo tipo porque éste artículo se volvería interminable.
Podemos, sin embargo, destacar algunos muy frecuentes.



El babá al rón (borracho en español).



El Flan cocido. Es una crema pastelera muy espesa. El largo cocido provoca una fina corteza requemada en la superficie. Existen variantes con albaricoques o piña en almibar.



El Fraisier (fresero). Es una auténtica delicia! Entre dos capas de bizcocho genovés, una cama de fresas cubiertas de crema mousseline (mezcla muy delicada de crema pastelera y crema de mantequilla). Y por encima, una cubierta de pasta de almendra (parecida al mazapán pero más consistente).



La tarta burdalú. En un fondo de pasta brisa, se cubre de crema frangipanne (mezcla de crema pastelera y crema de almendras) y se adorna con medias peras en almíbar antes de hornear.



Tête de nègre (cabeza de negro). Son dos medias bolas de merengue suizo cocido, unidas y recubiertas de crema de mantequilla sabor chocolate. Después se cubre de fídeos de chocolate. Existe una variante llamada cabeza de mulato donde la crema de mantequilla es de sabor café y los fídeos de chocolate son remplazados por almendras fileteadas tostadas.



El moka. En este caso, solo he puesto una variedad porque las formas, los sabores y adornos solo tienen como límite la imaginación del pastelero. La base son dos (o tres) capas de bizcocho genovés alternadas con capas de crema de mantequilla. Pueden ser de chocolate, café, vainilla, fresa, crema de castaña o licores.


Pomme de terre (patata en español). Al igual que el croissant de almendras, se trata de una forma de recuperación de pasteles (sobre todo de diferentes tipos de moka). Sencillamente, los que no fueron vendidos el día anterior son triturados y mezclados. La pasta resultante se dividen en porciones y se las envuelve en pasta de almendra, dándole forma de patata. Luego se espolvorea con cacao en polvo.


Y para acabar (aunque la lista está muy lejos de ser exhaustiva), unas delicatessen bastante caras llamadas frutas disfrazas. Se trata de algunas frutas (principalmente higos secos, dátiles y ciruelas pasas) y frutos secos, envueltos (o envolviendo) pasta de almendra. Una vez montados se cubren de un almíbar glaseante y se presentan en barquillos de papel.


Un momento, no puedo terminar el artículo sin hablar del marrón glacé (literalmente, castaña helada). Es una castaña confitada y cubierta de almíbar glaseada (es lo que le da la apariencia de estar helada). Como estas castañas suelen romperse facilmente, se venden también esos trocitos al peso llamándoles "débris" (roturas).
Espero que este breve paseo por la repostería artesanal francesa les haya abierto el apetito. Debo decir que, cuando era pequeño, no conocí en Francia la bollería industrial. Los escaparates de las panaderías parisínas lucen demasiado bien para que lo industrial tenga un lugar importante en la nutrición de los niños.