Lo cierto es que me alegro de ambas primeras experiencias. Granada se me ha revelado como una ciudad preciosa, muy viva e inteligente que ha sabido conservar su alma al no sacrificar su historia en pos de una mal ideada modernidad. He disfrutado de esa ciudad de una forma tremenda.
Y qué decir de la estupenda gente que he conocido? La primera sorpresa es que no había entre ellos ni un solo místico engreído. Reconozco que tenía ese temor. Pero ninguno de los participantes (pasénme la expresión) se pée más alto que su culo. Ni un solo pedante, ni un "detentor de la verdad suprema", ni siquiera un postulante a redentor. Solo gente sana con la mente y las ideas claras. Y quiero disculparme ante todas esas personas porque mi mente alzheimerosa me la ha jugado otra vez y no tengo narices de recordar algunos de los nombres (por eso mismo he preferido no poner ninguno). Me lo he pasado realmente bien con todos vosotros y espero que esto se repita en un plazo no demasiado largo.
Bueno, la quedada estaba prevista (y así fue) en la tetería El Bañuelos de la capital granadina. Un lugar bastante especial y poco corriente. Al pie de la Alhambra, hay que subir una callejuela casi secreta para acceder al local. Y qué local! Tiene algo de la magía que a mí me gusta.
En ese dédalo final es donde nos reunimos todos para compartir unos tés estupendos y una charla agradable, relajada aunque intensa que se alargó unas horas menos de lo que a todos nos hubiera gustado.
No puedo acabar esta entrada sin mostraros algunos trozos de la Granada que me ha conmovido. Esas callejuelas estrechas me han recordado una parte de mi Paris natal al igual que esas tiendecillas que aprovechan el menor espacio para exponer sus mercancías (sí, Paris no es solo, ni de lejos, la torre Eiffel y los grandes bulevares. También es un abanico de pequeños rinconcitos étnicos con un encanto cosmopolita y especial). Para mí ha sido una auténtica vuelta a la niñez, cuando iba al final del mercado de Aligre para comprar pastelillos árabes.
Y, por último, la plaza Bib-Rambla que es una buena muestra de la vida de ese barrio con sus tiendas, su fuente, sus quiosquos de flores, sus restaurantes y sus músicos amenizándo el paso de los transeúntes.
En definitiva, que tengo que volver a Granada con más tiempo y que hay que repetir la experiencia de la quedada sea donde sea. Quiero dar las gracias a los directivos de PFI España (Aitziber, Ángel Luis y Daniel) por haber organizado este evento y por ser cómo son (que son mucho más de lo que parecen por el face).